El protagonista de la siguiente historia habla de un tigre agresivo que llegará a Times Square, el cual amenaza con acabar con la sociedad. Pero, ¿cómo es que el protagonista sabe eso? ¿Es cierto lo que dice?
El tigre en Times Square
Las pantallas de Times Square me ponían a alucinar.
Asombrosas. La iluminación de las luces hacía brillar las calles con una
claridad encantadora mientras pensaba: ¡Y es de madrugada! Blancos. Asiáticos. Negros.
Latinos. Hindúes. Musulmanes. Después de las luces, cuando fue complicado dar
el siguiente paso, percibí a las personas. El
tigre.
Tres negros bromeando. El tigre,
endemoniadamente feroz, viene recorriendo Broadway desde el parque de Union
Square. Salió del zoológico
del Bronx. Nadie se dio cuenta. Empezó a desarrollarse durante el camino, el
cuerpo colosal. Las calles de
manhattan se ven como en television.
Creo que el tigre iba a viajar en subway
pero rechazó la idea. Por eso de los
transbordos. Buena decisión. Anda por las calles. Pocos lo ven.
Estábamos en Estados Unidos a.
Pero cuando las personas ven al tigre, se
asustan, intentan correr y
el tigre ya los tiene en su boca. Ha cruzado la Quinta Avenida. Nadie podrá con
el tigre. La verdad es
que estas luces nos están
encantando, nos están devorando, nos tienen embobados.
El tigre dijo que otros animales del zoológico llegarían después. Habló de
gacelas y cocodrilos. Aunque no han confirmado asistencia. Pero el tigre sabe de lo que habla.
El humor entre la
sociedad neoyorkina hacía preguntarme: “Ok, ¿por qué llego a deprimirme con
tanta frecuencia, si la vida es tan animada?”. La depresión en Estados Unidos
no existe a.
No en Nueva York. Eso parece.
Cuando dije aquello, salió
una noticia en los periódicos The New
York Times y The Wall Street Journal:
90% de la sociedad neoyorkina padece depresión,
según la NYU
El estudio se hizo con habitantes y turistas
El 10% lo completan empleados de tiendas y vagabundos
El estudio se hizo con habitantes y turistas
El 10% lo completan empleados de tiendas y vagabundos
Y quizá también lo
completaban los pájaros, que eran un poco mensos. No saben volar. Te pueden
volar la cabeza. Pero no parecían deprimidos.
El
tigre va por la
Sexta Avenida. Se acerca.
Está hambriento. A veces nos olvidamos del tigre (quienes lo conocen). Entre
tantos anuncios, tantas tiendas, tantas luces relucientes, tantas pizzas, tanto
ambiente, lo olvidamos. Parece que el tigre hará de las suyas y se dejará ver
en la gran pantalla. Y mandará un mensaje. Parece que yo sé mucho de esto.
¿Cómo es que sé tanto sobre el tigre? Diversiones. Las luces piden diversión.
Aquí unos edificios 1,
acá otros edificios 4,
allá más edificios 3,
aquí unos edificios 2,
etc. Fotografías de pantallas coloridas. ¿Cómo hacer algo en contra del tigre?
¿Cómo combatirlo sin parecer un revolucionario? (La verdad es que los
revolucionarios ya tienen mala imagen). El
tigre ya viene por la Calle 37, como un auténtico depredador.
No queremos al tigre. Si llega el tigre, las
luces de Times Square se
apagarán, las personas tomarán sus vidas y regresarán a casa para ver qué hacen.
Aburrimiento. Vacío. Suicidios. Vamos a replantearnos la situación de pobreza
mundial y a considerar los excesos del consumismo.
En aquel momento, la
decisión más justa y acertada que debía tomarse era que el tigre no llegará a
Times Square. ¿Qué puedo hacer yo? ¿Tengo comunicación con el tigre? ¿Le puedo
decir, no? La verdad es que no conozco al tigre: sólo me acuerdo de él. La
velocidad del tigre
es de 120 km/h. Tiene hambre. El retrato de nuestras vidas en las pantallas.
¿Qué más quiero si toda la cultura pop se reúne en una calle? ¿Por qué critico?
¿Por qué hablo del tigre? ¿Qué pasa conmigo? ¿Por qué encuentro una excusa para
cualquier cosa? El tigre llegó a la Calle 39. Pasó dos calles repentinamente.
Iba atacando a quien se encontrará: niños japoneses, negros con cuerpo temible,
el egipcio del puesto de comida. Se lanzaba hacia todos, dejando heridos. Puede
con todos. Algunas personas entraban en su boca. Las personas vamos corriendo y
entrando a tiendas. La gran pantalla muestra
la masacre. El tigre se adueno
de las pantallas. Es un tigre malo. Se acerca a las mesas de La Plaza. Familias
completas entran a la boca del tigre. La policía de Nueva York se acerca pero
los avienta con tan sólo ir hacia él: vuelan como en una explosión. Atrás
venían grupos de gacelas. Somos menos. Es un hecho que los visitantes de Times
Square no sabían de la existencia de otros visitantes en Times Square. El tigre
habla inglés. Debería inventar un idioma que hablemos todos. Ya que tiene tanto
poder y se anima a atacar. Porque cada quien habla su idioma y eso, mmm...
luego es incómodo.
Es El Tigre quien va a poner las
reglas, no ustedes, ¿ok?, dice por la gran pantalla con voz
de monstruo. ¡Oh, habló en español!
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